Los conceptos de abecedario y alfabeto se relacionan con una ilusión de orden.
Viene a mi pensamiento, por alguna extraña razón, la imagen de un coleccionista clavando mariposas
con alfileres. Si hacemos una separación y nos concentramos en la idea de letra, la mirada se vuelve otra
y los insectos, que parecían quietos, comienzan a mover sus patas. La letra fuera del abecedario resurge más abstracta,
luego más inquietante.
Es entonces, a partir de esta operación de aislar la letra, que nos encontramos con un signo mínimo,
pero que en su «pequeñez» implica toda la vastedad del mundo.
K.B
El origen. ¿Podría ser una guía que encontré una mañana de abril en la cafetería de El Ateneo? Un librito pequeño de un color exquisito. Como un perfume. Dentro una frase reveladora: Para conocer Bilbao hay que hospedarse en un hotel de diseño. Pero la segunda caja es anterior al hotel y sus sillones. Aparece cuando llegamos al aeropuerto de Bilbao, diseñado por Calatrava, y una sucesión de estructuras triangulares, con algo de bicho de hormigón, se repite en un coro cinético. Mi mirada se detiene en un cartel que corta el ritmo del esqueleto. Primero, en las esferas, con una fascinación puramente visual para después leer: Kapoor. Todo está junto en el instante: los triángulos, las esferas, el nombre. Luego de detenerme en las dos oo, entiendo: Kapoor en el Guggenheim.
La tercera caja aparece antes de entrar en la gran caja: el Guggenheim. En la fuente de esferas espejadas que se superpone a los planos ondulantes del edificio, y todo se rompe. Porque mientras veo la fuente, el edificio se parte en el interior de las esferas, que se multiplican en el agua llenas de gente que se mueve como hormigas en las curvas plateadas.
Al entrar en la primera sala, desde el piso surgen pequeñas montañas que generan la sensación de estar en un extraño jardín. Es difícil entender lo que sucede con el color en esas obras. Es como ver el rojo por primera vez. Alegría en la hipnosis. El color se vuelve materia cuando se encuentra con el piso. Arena roja. ¿Algo de desierto? Kapoor extranjero. Jardín de un alquimista que es Kapoor, porque es muy difícil saber cuál es la materia de la que están hechos estos cuerpos. Leo en un papelito: madera, cemento, poliestireno y pigmento. Luego leo el nombre de la obra: como para celebrar que descubrí una montaña florecida con flores rojas. Subrayo la palabra celebrar. Todavía quedan varias salas por caminar… Esta semana en un café de Buenos Aires. ¿Otra caja? Leo en un libro de Adorno:la totalidad viva únicamente se consigue mediante arabescos prolíficos como vegetales.
Karin Berben Varela